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MATRESCENCIA

No nacimos mamás, aprendemos a serlo ! La matrescencia es un concepto psicológico que designa el « nacimiento » de la madre. Esta idea surge por primera vez gracias a Dana Raphael, un antropólogo médico estadounidense que compara la matrescencia con la adolescencia, en su libro de 1973 « Being female ».

La maternidad está considerada habitualmente como natural e intuitiva. La sociedad tiene tendencia a minimizar las dudas y los sentimientos de la nueva madre aunque la llegada de un niño es un terremoto, lo cambia todo ! La matrescencia es una fase de transición, entre mujer y madre.

Cuando una mujer da a luz, da a luz, no a una, sino a dos nuevas personas : su hijo y su “nueva ella”. Este período se caracteriza por una serie de trastornos. Su cuerpo ya no es igual, su mundo y sus prioridades han cambiado totalmente y su atención está centrada de ahora en adelante en el recién nacido.

Sus emociones son contradictorias. La matrescencia pone fin a la idealización de la maternidad imaginada por algunas mujeres antes del parto. Convencidas de saber cómo actuar y qué hacer con su bebe, se encuentran con la decepción, el enfado y la frustración. La matrescencia puede escalar en algunos casos a la depresión posparto. La nueva madre debe escaparse imperiosamente de los estereotipos sobre la madre ideal, y buscar su equilibrio y sus propias verdades. La solución está en la comunicación. Es imprescindible para el entorno interesarse por lo que le está pasando a la nueva madre, preguntarle como se siente, cuales son sus emociones, escuchar sus dudas y, si es necesario, buscar a un terapeuta formado en el acompañamiento a esta transición. Se dice que el posparto dura 42 días, pero en realidad dura tanto como sea necesario. Hasta que la madre se recupera sus emociones y acepta plenamente su nuevo papel.

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RESILIENCIA

“Resiliencia” se refiere originalmente a la resistencia de un material a los golpes (el “hecho de rebotar”, del latín resilientia, de resiliens ). Por extensión, la definición se amplió a la capacidad de un cuerpo, un organismo, una especie, un sistema o una estructura para superar una alteración en su entorno. La resiliencia es la capacidad de una persona de superar acontecimientos desagradables o traumáticos para recuperar su equilibrio y poder retomar el curso de su vida de forma positiva.

Este concepto fue evocado por primera vez en los años 40 por psicólogos estadounidenses y fue popularizado en Europa por Boris Cyrulnik, neuropsiquiatra y psicoanalista francés. Define la resiliencia como “la capacidad de prosperar de todos modos, en entornos que deberían haber sido devastadores”.

Una persona resiliente es capaz de afrontar acontecimientos difíciles sin derrumbarse. Sabe analizarlos, dar un paso atrás y así conseguir afrontarlos. Ser resiliente es saber aceptar lo que sucede y luego darse los medios para recuperarse.

La resiliencia no es innata, se adquiere con el esfuerzo y la experiencia. Para desarrollar esta valiosa cualidad, es esencial conocerse bien, saber gestionar su

estrés y tener en cuenta tanto sus fuerzas como sus defectos para seguir progresando.

La capacidad de resiliencia suele aumentar con la edad, lo que nos permite desarollar mecanismos de defensa como la ensoñación, la intelectualización, la abstracción y finalmente el sentido del humor.

El funcionamiento de la resiliencia puede dividirse en dos etapas:

1ª etapa: el momento del trauma: la persona (adulto o niño) se resiste a la desorganización psíquica poniendo en marcha mecanismos de defensa que le permitan adaptarse a esta realidad difícil.

2ª etapa: la integración del choque y la reparación. Después del trauma, empieza la reconstrucción. Implica la necesidad de encontrar un sentido a la lesión. La evolución de este proceso tiende a la resiliencia cuando la persona ha recuperado su capacidad de esperanza. Así podrá hacer nuevos proyectos en su vida y tomar de nuevo decisiones personales.

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SERENDIPIA

¡Qué linda palabra! Y su definición es igual de bonita. 

La serendipia es el arte de hacer descubrimientos por accidente. Esta palabra proviene del inglés « Serendipity », « el don de hacer descubrimientos provechosos por casualidad », y ha entrado en la lengua española desde hace diez años (el Diccionario de la lengua española lo introdujo en 2014).

El término “serendipia” fue acuñado inicialmente por un autor inglés, Horace Walpole, que se inspiró de un cuento oriental llamado Los tres príncipes de Serendip.

La historia habla de tres señores que se lanzaron a hacer fortuna en una isla llamada Serendip (el actual Sri Lanka). A lo largo del camino, los tres hombres harán maravillosos e inesperados descubrimientos. Al final, se irán con más riquezas de las que creían haber venido a buscar. Gracias a la serendipia, un azar afortunado que nos permite encontrar algo que no habíamos venido a buscar en primer lugar.

Es diferente de un simple golpe de suerte.

Se utiliza más bien para los descubrimientos científicos, que se han producido no como resultado de una investigación específica, sino por una extraña casualidad difícil de explicar racionalmente. Algunos de estos descubrimientos han llegado a ser muy famosos: el aspartamo, que se destinaba a ser un medicamento contra la úlcera, el superglue, el celofán, los copos de maíz, pero también… ¡el Viagra, que al principio tenia que tratar la hipertensión!

Probablemente uno de los ejemplos más famosos de serendipia es el descubrimiento de la penicilina. Imagínese a un brillante pero distraido científico inglés, Alexander Fleming, que tenía fama de olvidar regularmente sus platos de cultivo y que, a la vuelta de sus vacaciones, se sorprendió al descubrir en uno de ellos que una forma de moho había impedido el crecimiento de las bacterias. Fleming acababa de descubrir la penicilina, uno de los antibióticos más potentes conocidos hasta ahora.

Creo que también podemos hablar de serendipia en situaciones cotidianas. Experimentar, ser curioso, y sobre todo, establecer conexiones entre las cosas y ser capaz de reconocer una oportunidad cuando se presenta, aunque no la esperes. Todos tenemos la oportunidad de experimentar la serendipia siendo curiosos y creativos. Por eso es tan importante tener la mente abierta a lo que llega por casualidad en la vida, ¡nunca se sabe qué increíble descubrimiento está acechando en tu camino!